El ABC para ser un influencer aun con pocos seguidores: qué hacer, qué no y cuánto ganás por posteo

El mundo de las redes sociales no está limitado a las grandes celebridades: también hay personas con menor numero de followers que pueden hacerse un lugar

iProUP por Sol Drincovich

a Argentina no sólo es campeón del mundo en el fútbol, sino también en las redes sociales. El carrousel de fotos de Lionel Messi alzando la tan ansiada estatuilla se convirtió en el posteo con más likes de la historia: 76 millones de “corazoncitos” y contando.

Este país también es uno de los que más utiliza las redes. Según el informe Estado de Social Media publicado por Comscore, Argentina tiene 605 interacciones por posteo, casi el doble de México (345), pese a que la nación azteca la triplica en cantidad de habitantes.

Así, es uno de los mercados con mayor efervescencia. Pero ¿qué hace falta para ser influencer y sacarle alto rédito a la creación de contenidos?.

Influencers: cuánto ganan en Argentina

Se podría decir que casi todos los argentinos usan las redes sociales: 36 millones de personas pasan 3 horas y media cada día en YouTube, Facebook, Instagram, Twitter y TikTok. El Influencer Marketing ya explotó y es un mercado tan maduro que hasta existen existen cuatro categorías según la cantidad de seguidores:

  • Nano-influenciadores: 1.000 a 10.000
  • Micro-influenciadores: 10.001 a 100.000
  • Macro-influenciadores: 100.001 a 1 millón
  • Mega-influenciadores: más de 1 millón

En cuanto a los ingresos, Juan Campos, director Comercial de JC Marketing, afirma a iProUP que varían según los acuerdos con las marcas y los requerimientos de cada celebridad 4.0.

En líneas generales, revela un tarifario estimado del valor de un “combo” (story más posteos) de acuerdo a la cantidad de seguidores:

  • Menos de 100.000 followers: $50.000- $200.000
  • Entre 100.000 y 500.000: $200.000
  • Entre 500.000 y 1 millón: $300.000 a $500.000
  • De 1 a 5 millones: $500.000 a $1 millón
  • Más de 5 millones: $2 millones

Según Facundo Daniel Tula, fundador de Diacrítica, se trata de un mercado no regulado, por lo que estos valores pueden variar y los influencers pueden sumar ingresos por fuera de las redes a través de conducciones y presencia en eventos.

El experto remarca que no hace falta ser ni Cristiano Ronaldo ni Messi (592 millones y 474 millones de seguidores) para “trabajar de las redes”: personas con más de 10.000 ya pueden empezar a monetizar sus contenidos.

Influencers: qué es lo que hay que hacer

Mariela Mociulsky, CEO y fundadora de Trendsity, revela a iProUP que la “ley primera” de los influencers es ser auténticos, creativos y tener una forma de contar lo que les pasa.

“No se trata sólo de postear fotos de comida, descubrir lugares poco conocidos o una vida llena de lujos. Parece fácil, pero hay un trabajo detrás para que los seguidores se interesen por sus publicaciones. También que el tono sea acertado y no lo abandonen, lo que es casi una tragedia”, indica.

Según la experta, “tener followers fieles les exige mantener muy clara su identidad, valores, honestidad y transparencia cuando trabajan con las marcas. Los fake influencers con seguidores comprados suelen tener una popularidad efímera“.

Tula añade que “las personas demandan transparencia y muchos confunden a la persona con el personajeLos que más parezcan ‘naturalmente así’ suelen ser los que más rápido crecen y generan empatía: la gente busca sentirse identificada”.

El mercado crece a pasos agigantados. Según Influencer Marketing Hub, siete de cada diez de quienes invirtieron en campañas planean aumentar el presupuesto y destinar el 40% de la inversión total de marketing a este segmento. Y la crisis local no detiene el fenómeno.

No importa tanto la situación económica: los seguimos porque entretienen. Hay situaciones diferentes: personas que sueñan ser como ellos, otros que los envidian y los critican, los que sólo comentan cómo pueden hacer todo mejor, los que se divierten y los fanáticos fundamentalistas”, indica Mociulsky.

Sin embargo, lo instagrameable no sólo es lo perfecto y aspiracional, sino que crece otro tipo de contenidos. Así, avanza un movimiento  más apegado a la realidad: los desinfluencers, que, según Mociulsky, “son creadores de contenidos que dan consejos sobre qué productos no hay que comprar, si son sustentables o donde conseguir el menor precio”.

Para ello, utilizan evaluaciones de productos honestas y perspectivas personales permiten aumentar la confianza de su pequeña comunidad.

Para la experta, “ganan popularidad porque se percibe cierto cansancio de las audiencias por recibir mensajes constantes sobre lo que es imprescindible comprar“, especialmente en la Generación Z, que “siente que ‘adquirir lo último’ no es un enfoque consciente del consumo”.

Juan Marenco, CEO de Be Influencers, refuerza a iProUP que comienza a verse una desconexión entre el estilo de vida de algunos influencers y sus audiencias. Sobre todo en Instagram, donde abundan estilos de vida prohibitivos. El experto argumenta que es la razón del crecimiento de TikTok, ya que allí aparecen creadores percibidos como pares genuinos.

Influencers: qué es lo que no hay que hacer

Un error de un influencer puede derivar en su peor pesadilla: perder seguidores. Una declaración polémica o fuera de lugar suele ser la principal causa. “La gente suele idealizarlos, casi endiosarlos. Cuando una persona pública exterioriza algo que incomoda, se genera una suerte de purga pública, a muy sobredimensionada”, asegura Tula.

También pueden ocurrir estafas, agresiones directas o incluso abusos que generan una fuga masiva de followers o la cancelación definitiva de la persona en redes.

Mociulsky advierte que la falla más común es la pérdida de la impronta personalpor lo que deben ser cuidadosos y proteger su propia identidad, principal activo que poseen.

“Si aceptan trabajar para un cliente y aceptan imposiciones que les cambie el estilo de comunicarse, pueden perder muchos seguidores y también la relación con la marca”, alerta.

Otra mala práctiva que advierte Campos es comprar cuentas truchas o abusar de los sorteos. Además, los algoritmos de las plataformas se van perfeccionando para exigir mayor creatividad y mantener a las audiencias en la plataforma.

Marenco suma que muchos influencers no terminan de entender el rol social que cumplen y la importancia de cuidar su mensaje. Se entregan a disfrutar ciertos estilos de vida sin preguntarse si su audiencia lo va a aceptar.

“Quizás, el peor pecado del influencer es pensar que se transforma en un famoso y adoptar comportamientos de las celebridades de otras épocas“, asegura.

Las redes proponen que cualquier persona logre convertirse en un “famoso 4.0” y ganar por generar sus contenidos. Una carrera consolidada o una fama efímera sólo dependerá de que sea auténtico, respete a su audiencia y entienda que una personalidad propia cotiza más que nunca.

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