Vacaciones hippie chic: la experiencia de dormir en paisajes imponentes al pie de una montaña o a orillas de un lago

Crecen las propuestas poco tradicionales que tienen las comodidades de un hotel pero invitan a la desconexión

LA NACIÓN por Vivian Urfeig

Explorar la conexión con la naturaleza es una tendencia que pica en punta. Los beneficios de sumergirse en entornos naturales son tantos que los japoneses practican terapias forestales cada vez con más frecuencia.

Aseguran que este ritual inmersivo no solo aumenta los niveles de felicidad, potencia la salud y genera sensaciones de bienestar, sino que además reduce la ansiedad y el estrés. De este lado del planeta y en sintonía con la experiencia oriental cada vez crece más la modalidad de alojarse, más bien sumergirse, en dispositivos ubicados en la montaña, sobre la orilla de un lago o en paisajes extremos y alejados. La Patagonia argentina es el destino donde el glamping conquista terreno con una propuesta de conexión total con la naturaleza. Actualmente hay alrededor de 30 opciones y mes a mes se siguen sumando nuevas.

El glamour y confort de un hotel cinco estrellas y la experiencia del campamento encuentran en los domos geodésicos y las carpas reforzadas el escenario ideal para conectar con los sentidos.

La tendencia se consolidó durante la pandemia ya que las cápsulas garantizaron la intimidad y la distancia reglamentarias. El crecimiento fue exponencial. Con las nuevas propuestas, se sumaron más servicios y amenities en el menú de opciones. El formato destinado para viajeros intrépidos, aventureros y turistas que buscan una conexión profunda con el paisaje garantiza un marco excepcional con vistas 360°, audio original de todo tipo de aves y animales, luz natural, comida casera y actividades a la altura de esta filosofía que cada vez suma más participantes.


Vinculados a estadías tan sustentables como premium, los refugios que se mimetizan con el paisaje cuentan con todas las comodidades: desde calefacción y energía solar hasta circuitos de masajes y spa. Dormir en estas burbujas asegura despejar la mente, desconectarse de los dispositivos (aunque casi todas las instalaciones tengan wifi) y escuchar el silencio, ítems que configuran parte del nuevo lujo a la hora de viajar.

“La búsqueda del plus emocional apunta a sentir; el frío, el calor, los aromas y hasta las inclemencias climáticas forman parte de la aventura para volver diferentes. Este segmento crecerá mucho, en gran parte porque las personas necesitan descargar altos niveles de energía contenida. La naturaleza es un antídoto para el estrés, y ser activo en la naturaleza puede ser la mejor cura para la ansiedad”, reflexiona Mariela Mociulsky, CEO de Trendsity, consultora de tendencias e investigación de mercado.

Para Nicolás Laguasco, fundador y CEO de Glamping Argentina, consultora y agencia especializada en esta modalidad, el boom obedece a una combinación de factores: “Por un lado la oportunidad de crecimiento a bajo costo, en comparación con la hotelería premium vinculada al real estate. Y por el otro, el valor que implica esquivar hoteles masivos y experimentar la naturaleza en alojamientos aislados y disruptivos”, asegura Laguasco. Las estadísticas relevadas por la agencia confirma la tendencia: en 2017 arrancaron con 16 establecimientos y hoy suman 90 a lo largo del país.

El glamping crece a paso firme. Combina lo mejor de los dos mundos, garantiza silencio en entornos paradisíacos y ofrece actividades a medida de la aventura.

El Calafate: con vista al glaciar Perito Moreno

“Contacto directo sí, pero en lugares protegidos y cuidados además de exclusivos”, afirma Bebe Badino, presidente de Pristine Luxury Camp, que acaba de desembarcar en la estancia patagónica Dos Lagos, en Península de Magallanes, Santa Cruz. La propuesta de los flamantes eco domos que ofrecen vistas permanentes al glaciar Perito Moreno incluye actividades vinculadas a los cuatro elementos: tierra, aire, agua y fuego, de acuerdo a los “nuevos insights del viajero actual”, como lo define Badino. Esta percepción combina el impacto ambiental positivo y regenerativo y una agenda en modo flow, diagramada para caminatas y cabalgatas suaves o circuitos en mountain bike y aproximaciones al glaciar en catamaranes. Apenas a 40 minutos de la localidad de El Calafate, el glamping cuenta con seis domos de madera equipados con hogares de leña, estufas a combustible y decks privados con tinas de agua caliente. El predio de 2000 hectáreas está ubicado entre los brazos de los ríos Argentino y Roca, de tal manera que los viajeros disfruten el amanecer con el sol saliendo entre los glaciares. Sin dudas, la escala imponente del glaciar marca la agenda. Eric Schroeder, jinete premiado, mapea los senderos de la estepa en función de generar los mejores miradores a las masas de hielo en constante transformación.

Villa Pehuenia: entre araucarias milenarias

“Más glamour que camping”, definen Ena Tasca Borsani y Facundo Faccio la ambientación de Domos Moquehue, el selecto complejo ubicado en el corazón de un bosque de araucarias milenarias, en Villa Pehuenia, Neuquén. “Mirás las estrellas desde la cama”, cuenta. Con cubierta vidriada y sistemas de calefacción domotizado a base de pellet, que reutilizan residuos de la madera y ofrecen gran poder calórico, los domos optimizan la energía por su formato circular. Una pequeña cocina equipada, heladera y baño privado (con amenities biodegradables fabricadas en Aluminé) completan el kit que minimiza el impacto y genera conciencia sobre el cuidado ambiental. “Conectarse con el entorno es la consigna y apreciar el poder transformador de las araucarias, enfatizamos mucho en concientizar sobre esta especie endémica, única en el mundo. Las de nuestro predio tienen más de 800 años”, señalan los dueños.

Al frente del terreno –a 2 km del pueblo de Moquehue– pasa un arroyo de deshielo de las altas cumbres, cuyo sonido cambiante conforma la banda de sonido del lugar. “Lejos pero cerca de supermercados donde hay de todo”, aclara.

El domo principal funciona como desayunador y restaurante y hay un fogonero y espacios comunes para compartir experiencias.

Bariloche: lujo a orillas del Manso

Río Manso Camp Luxury Glamping propone retiros de yoga para reconectar con la naturaleza en el predio a 90 kilómetros de Bariloche. Entre las novedades también cuentan con paseos en helicóptero Robinson 44 panorámico para apreciar desde el cielo la escala descomunal de las montañas y los lagos patagónicos.

Sobre la costa del río Manso inferior, las carpas del complejo se organizan en un semicírculo, con un gran fogonero central. El restaurante Nomadik está emplazado en un lounge de 180 m2 instalado en una gran carpa beduina. Alojan mesas, living y área de juegos. En tanto, las carpas dormitorio de 20 m2, impermeables y equipadas con iluminación de energía solar están alfombradas, cuentan con lámparas led, somier king y edredones de duvet. Cuentan con tecnología específica, impermeables, resistentes al frío y al calor y equipadas con iluminación solar. Para cada unidad se disponen reposeras. En este caso el uso de los baños es compartido. “La palabra glamping es amplia, nosotros nos enfocamos en un campamento de lujo, por la calidad máxima de toallas, sábanas, colchones y mobiliario. El programa es una experiencia en sí misma: proponemos una modalidad all inclusive de 3 días y 2 noches, con movilidad, actividades y servicios incluidos”, explica Luciano Frasson, director del complejo.

Esquel: al sur del silencio

“Lo que más se comenta es que acá el paisaje te quita el aliento”, dice Santiago Hidalgo, director de Huemules, una reserva de montaña en Esquel que este año se propuso innovar con cuatro tiny houses para convocar a un público más familiar. Así, además de los domos con baño privado, estas estructuras también resultan energéticamente eficientes. “Creemos que cada vez hay más conciencia del cuidado del medio ambiente y de disfrutar de los espacios naturales. Es un ambiente privado y a su vez muy cuidado para que la desconexión sea total”, plantea Hidalgo. “Estamos al sur del silencio”, dice sobre el predio al que se accede luego de cruzar el río Percy, atravesar un bosque de lengas y pasar la tranquera de la estancia Huemules.

Son 620 hectáreas de bosque patagónico con arroyos rodeados de montañas nevadas. Los senderos para realizar trekking también son ideales para avistar aves y fauna local. “Los que más se dejan ver son los pájaros carpinteros, caiquenes, cóndores, zorros y ciervos”, detalla Hidalgo.

Además, se pueden hacer cabalgatas y recorridos en mountain bike. La comida, incluida en la propuesta, contempla cordero patagónico,, truchas y sabores agridulces elaborados con frutas finas, hongos y verduras de la región.

Villa Lago Meliquina: un paraíso escondido al pie de las montañas

A 40 kilómetros de San Martín de los Andes, en un desvío de la Ruta de los Siete Lagos, se llega a Villa Lago Meliquina, una pequeña aldea de montaña situada a orillas del lago y el río Meliquina, ideal para desconectarse. De hecho, no hay señal de celular, solo wifi en los domos. Aquí se pueden elegir dos opciones de glamping, siempre con vistas al deslumbrante paisaje.

En Domos Meliquina, a 200 metros de la costa del lago, ofrecen en cada domo cocina con horno, heladera tipo frigobar, utensilios y vajilla. Cada uno tiene su propio baño con agua caliente, inodoro y ducha y están calefaccionados con estufa a gas. En el exterior espera el fogón con parrilla y mesa canadiense para disfrutar del paisaje. Ofrece hamacas paraguayas y reposeras para relajarse y bicicletas para recorrer la zona.

Terrazas de Meliquina es el proyecto de dos amigos que se enamoraron del lugar hace más de 20 años, compraron las tierras y le dieron vida a esta glamping que da la impresión de estar colgado de la ladera de la montaña. Cada domo, a diferente altura, tiene un deck para disfrutar del entorno. Están preparados para recibir visitantes tanto en invierno como en verano, ofrecen agua caliente, baño privado, desayuno y wifi, pero lo que lo hace único es la vista al bosque, al lago y la privacidad.

Proyectos con impacto positivo en la comunidad

El glamping no solo invita a reconectar con la naturaleza sino que además pide (casi a gritos) cuidar el ecosistema. Involucrarse con las problemáticas del entorno, las características del terreno y entender cómo reducir la huella de carbono durante la estadía también forma parte de la experiencia.

Desde energía solar, sistemas de calefacción en base a biomasa forestal hasta actividades inmersivas en la cultura y las tradiciones ancestrales de las comunidades. Este tipo de alojamientos disruptivos dan un paso adelante en cuanto a la sustentabilidad de la propuesta. “No concebimos proyectos que no garanticen el impacto ambiental positivo y regenerativo”, afirma Bebe Badino, con respecto a la dinámica de Pristine Luxury Camps. En sus desarrollos se suman colaboradores externos al trabajo, habitantes de las ciudades cercanas, que “enriquecen la propuesta con aportes culturales propios”, dice.

La gastronomía también encierra los parámetros de la economía circular, en tanto los establecimientos cuentan con huertas propias y proyectos agroecológicos. Y los amenities corren la misma suerte; en Domos Moquehue, por ejemplo, ofrecen productos biodegradables elaborados en Aluminé. De origen vegetal, el shampoo, el acondicionador sólido y el detergente contribuyen a minimizar el impacto. Vivir la naturaleza desde adentro también implica proteger el paisaje.

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