Por la pandemia, creció la cantidad de argentinos dispuestos a adoptar acciones sustentables

Durante la cuarentena, la mirada de los consumidores evolucionó; un estudio muestra que el nivel de conciencia sobre el ambiente creció en la sociedad

LA NACION

Se intensificó la conciencia sobre nuestra responsabilidad en el destino planetario y social. Entendimos que sustentabilidad es un sinónimo de triple impacto”, explicó Mariela Mociulsky, fundadora de Trendsity durante su presentación en el encuentro de Sustentabilidad organizado por LA NACION.

A través de un estudio, la analista indicó que el 64% de las personas reconoció un aumento en su preocupación por el impacto de sus acciones en la naturaleza y 6 de cada 10 están más preocupadas por la desigualdad social.

En 2016, Trendsity había clasificado cinco segmentos actitudinales para comprender la relación de los consumidores con el ambiente. En primer lugar, se encontraban los “embajadores”, voceros comprometidos con generar conciencia en el resto. “Son los más activos, los que van a las marchas, tratan involucrar a los demás y son agentes de cambio”, explicó Mociulsky.

En segundo lugar están los “nativos”. Estos buscan estar actualizados y tienen una actitud propositiva hacia el ambiente, pero no están tan comprometidos en transformar al resto. Los que le siguen, los followers, tratan de adoptar medidas (a veces por moda) y consideran que es importante que hayan regulaciones. Depositan la responsabilidad en las marcas y empresas.

Los “buenos vecinos” son los que llevan adelante algunas acciones positivas, pero no están dispuestos a tener que realizar esfuerzos de tiempo o dinero. “Piden a gritos que se les simplifique”, dijo Mociulsky. Por último, los “distantes” son los que no están interesados en la temática.

Hace cinco años, los entrevistados se repartían entre los segmentos de esta manera: 11% de embajadores, 31% de nativos, 17% followers, 36% buenos vecinos y 5% de distantes. “Hacia fines de 2020, se ve que los que están más cercanos al involucramiento (los primeros tres grupos) ya pesan un 86%. Se fue haciendo una migración, sobre todo los buenos vecinos y nativos, que crecieron. Tenemos una población cada vez más interesada en la participación”, comentó Mociulsky.

Las empresas pueden plantear estrategias distintas para trabajar en conjunto con los diferentes segmentos. Con los que están más cercanos a dar el ejemplo, los embajadores, se pueden generar acciones de motivación, de convocatoria y ayudarlos a hacer actores de cambio.

Hacia fines de 2020, se ve que los que están más cercanos al involucramiento (los primeros tres grupos) ya pesan un 86%. Se fue haciendo una migración

Para los grupos intermedios, que necesitan normas y simplificación de los procesos, es importante delinear programas de educación y capacitación. En los más bajos, se requieren estrategias de concientización e información.

A su vez, el estudio presentado arrojó que el 83% de los ciudadanos considera que podría estar haciéndose más por el ambiente. Se plantea una queja: “Inclusive se reconocen a ellos mismos como, en algún sentido, hipócritas. Decimos más de lo que hacemos y siempre estamos adjudicándole la responsabilidad a la próxima generación”, dijo Mociulsky.

Los entrevistados reconocieron que las empresas deberían ser líderes en generar cambios. El 80% cree que deben ser las primeras en iniciar transformaciones hacia el planeta.

La demanda de transparencia, compromiso y acción de la sociedad también crecen. “Lo que es más difícil es pensar en el cómo. Las empresas se están comprometiendo, están considerando las consecuencias de su accionar y los consumidores están reevaluando qué parte de su consumos son causas. Consideran que el triple impacto sea incluido como un valor dentro de la ecuación de las empresas”, concluyó Mociulsky.

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