Overworking: los problemas de la apertura tecnológica

El 81% de los argentinos se siente víctima de la sobrecarga laboral y declaran que no pueden desconectarse. Los más afectados son los jóvenes de 18 a 25 años

CRONISTA por Sofía Quilici

En alianza con Trendsity, la consultora especialista en tendencias, la empresa Heineken abordó un estudio cuantitativo a nivel nacional cuyos resultados muestran que ya no se trata sólo de una moda o de un hábito pasajero sino de un estilo de vida laboral que comienza a generar impacto en los argentinos. Entre los datos más destacados de la investigación, se demuestra que el 81% de los argentinos declara sentirse víctima del overworking, de una carga horaria y laboral mayor a la que solían tener.

Uno de los principales problemas del overworking es la dificultad de desconectar y poder realizar actividades por fuera del trabajo, según el estudio, en la actualidad, se dedica menos tiempo a situaciones de ocio o recreación. En promedio, comparado con el período pre-pandemia, dedican 5 horas semanales menos a realizar actividades fuera del trabajo que estén asociadas al disfrute, entretenimiento o bienestar.

La realidad es que el overworking no es sólo un concepto, sino una situación de vida que termina por afectar también a la empresa. Como consecuencia aparecen fenómenos como “la renuncia silenciosa“, una manera de hacer lo mínimo para no ser despedidos por la empresa y claro que, después del burnout y el overworking, la desmotivación al no poder a balancear la vida laboral con la personal termina generando un cóctel de emociones que provoca que las empresas se encuentren con equipos completos que no pueden desplegar su potencial.

La tecnología que parecía una alisada durante un momento de caos y distancias también se convirtió en el peor enemigo de muchas personas.

“Creemos que las personas deben dar siempre su máximo potencial, pero también estamos convencidos de que para lograrlo también es necesario que cuenten con momentos de desconexión que les permitan despejar sus ideas y tener un balance saludable entre la vida laboral y privada”, destaca María Piczman, Chief People Officer de Coderhouse, y agrega: “estar conectado todo el día a todas horas genera que las personas se agoten y que no tengan la frescura para pensar nuevas ideas, innovar, solucionar conflictos o proponer mejoras”.

UN ARMA DE DOBLE FILO

En la mayoría de los indicadores relevados por Trendsity se observó un mayor nivel de overworking entre trabajadores bajo modalidad híbrida, la mitad de ellos reconoció tener dificultades para poder desconectarse de su actividad laboral, y 62% indicó sentir mayor presión por tener que estar disponible aún fuera del horario o lugar de trabajo.

“En Coderhouse trabajamos por objetivos, no controlamos el horario de entrada o de salida de nuestros colaboradores, sino que confiamos en que cada persona sabe lo que tiene que hacer y les damos la libertad para que organicen su agenda de modo que puedan alcanzar estos objetivos de la forma que sea más conveniente para ellos”, comenta Piczman.

En los casos del full home office, la compañía del líder es fundamental, la coordinación hace la diferencia y la contención es lo necesario para poder desarrollar el potencial de cada colaborador, aún más si de quien se trata es un perfil junior.

“Creo que no es que las personas tienen más trabajo que antes. Creo que el tener la computadora todo el día prendida en tu casa también compite con tu atención. Cuando tenías que ir hasta el trabajo en un horario determinado, te reunías con un líder, planificabas el trabajo, revisabas avances, tenías un seguimiento mucho más cercano que hacía que te organizaras un poco más”, indica Cecilia Giordano, CEO de Mercer“.

En el caso de Ludmarc lograron mantener la rutina prepandemia porque nunca pararon por ser actividad esencial pero si les sirvió para analizar el tema de cuidados, para estar en casa cuando las parejas no estaban, por ejemplo. Para lograrlo, tienen una política de comunicación abierta 100%. Tienen la libertad de solicitar días para acompañar a los hijos a actos escolares, viajes, entre otras situaciones. “Es solo avisar con tiempo para poder organizarnos en equipo y apoyar a quien está solicitando los días para que se pueda realizar lo planificado”, explica Natalia Facciolo, socia gerente de Ludmarc.

LOS MÁS AFECTADOS

Según Trendsity, los jóvenes de 18 y 25 años encuentran la dificultad para desconectarse del trabajo. Entre quienes trabajan en un formato híbrido (con días de presencialidad y días de home office), la sensación de exceso de trabajo es incluso superior al compararla con quienes trabajan en modalidad presencial o 100% virtual.

“Los líderes son los primeros que tienen que transmitir este balance a sus equipos, por eso trabajamos mucho con ellos para fomentar buenas prácticas laborales. Además, es muy importante darle a los colaboradores beneficios que también los ayuden a cumplir este objetivo, como por ejemplo días libres en fechas especiales, acceso a gimnasios, clases de idiomas y educación continua”, detalla Piczman.

Trabajar sobre las agendas, limitar los zooms, implementar herramientas tecnológicas que permitan hacer un check out mínimo 15 minutos por día son algunas de las actividades que valoran los empleados y que los ayudan a organizar mejor su día laboral.

“Es muy difícil limitar la franja horaria porque eso va en contra de tener el mejor talento porque el mejor talento no quiere ningún tipo de limitación. Así que creo que hoy el remote work fricciona contra la generación de la cultura, con el trabajar en los valores, con que los líderes puedan estar cercanos a los colaboradores y que los colaboradores tengan una guía mucho más cercana que los ayude a no tener un overworking y no generar burnout”, apunta Giordano.

Para ver la nota: https://www.cronista.com/management/671983/

Comparte

Facebook
Twitter
LinkedIn