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Mayo 2020

Mayo 2020 5

¡Hola!

Te damos la bienvenida una vez más

En este mes seguimos viendo los impactos de la pandemia en las Megatendencias. Para esta edición ponemos foco en las tensiones que surgen en un mundo que aún convive con cuarentenas y desconfinamientos progresivos:

Fronteras porosas

Cuarentena y cuidado del hogar: aún es cosa de mujeres

Un estudio del Centro de Investigaciones y Estudios sobre Cultura y Sociedad (Ciecs), dependiente del Conicet y la UNC arrojó que la mayoría de las mujeres consultadas sienten que son cuidadoras de tiempo completo, trabajan más y están más cansadas durante la cuarentena que antes de ella. La mitad además duerme menos y se percibe mentalmente agotada.

Ocurre que el aislamiento puso de relieve -como nunca- la relevancia invisibilizada de las tareas de cuidado en el hogar y que las mujeres aún son quienes cargan con la mayoría de esta responsabilidad. La familia reunida 24/7, teniendo que combinar horarios, trabajos, home schooling de los hijos y mantenimiento del hogar fue un combo complejo, que hasta en algunos casos evidenciaron la diferencia de percepción en las parejas en relación a quien lleva a cabo mayoritariamente las tareas de cuidado en cuarentena.

De acuerdo con una reciente investigación sobre Expectativas de Consumo con foco en COVID-19 de Trendsity si bien 40% de los hombres reconoció haber limpiado más que antes, esto impacta más aún a las mujeres (50%) mientras que ellos indicaron sentir mayor aburrimiento ( 28% vs 19% en las mujeres) y tranquilidad (hombres 22%, mujeres 13%). Todo esto demuestra que si bien hay avances en la equidad de género, aún la brecha se hace sentir, lo que atenta contra la salud, bienestar, y sobre todo los niveles de productividad laboral o académica de las mujeres. En Reino Unido, ellas mismas emparentaron su situación en el aislamiento con las “madres y esposas de los años 50´s”. Quizás fue también el contexto donde emergieron ciertos servicios como las niñeras virtuales (que liberan una o dos horas para otras tareas, trabajo o tiempo libre) o la razón por la que explotó la venta de articulos de limpieza que facilitan la tarea hogareña, con la mopa como caso estrella.

Raíces móviles

De la modestia en cuarentena a la compra por revancha

Las primeras semanas de la cuarentena parecieron acentuar tendencias hacia la vuelta de lo simple como comentamos en ediciones anteriores. De hecho, en la investigación de Trendsity 70% admitió darse cuenta que “pueden vivir con menos” -vale aclarar que puede influir la falta de opciones que existieron al principio del aislamiento-. 

También quedó claro un regreso fuerte del reciclaje y el DIY (do it yourself): según nuestro informe un tercio de los ciudadanos aprovechó este tiempo para hacer mejoras o arreglos en su casa, así es como un 14% dice haber comenzado a teñirse y cortarse el pelo en su hogar, nuevos aprendizajes ganados por el mayor tiempo en casa que probablemente quedarán sedimentados y capitalizados para el futuro.

Sin embargo, las expectativas de consumo post pandemia aún no pueden predecirse: ¿estábamos consumiendo en exceso? ¿la modestia de la vida en cuarentena llegó para quedarse? Ya estamos viendo que en España conviven las llamadas “colas del hambre” con las colas interminables en las re-aperturas de las tiendas de Zara. Al mismo tiempo,  las ventas de la industria del lujo estiman contracciones de hasta un 35% en 2020 lo que contrasta con las largas filas en las tiendas de Chanel de Corea del Sur tras el fin del confinamiento, un fenómeno que en China ya denominan “compra por revancha”. Probablemente debamos esperar un poco para hacer conjeturas, tenemos que tener en cuenta que si bien el driver fundamental en la compra es el deseo también hay estudios que señalan que por miedo, las personas aún no comprarán en tiendas, lo que probablemente favorezca la consolidación aún mayor del ecommerce.

Egobalance

Seniors: los más adaptados pero los mas vulnerables

La pandemia está dando visibilidad a una tensión respecto del segmento +60: un grupo etario que en virtud de la extensión de la expectativa de vida venía resignificando lo que se entendía por “seniors” o “tercera edad” hacia nuevos conceptos de vitalidad, productividad, lucidez y de repente se topa con un factor coyuntura externo que le pone un freno.

Siendo el principal grupo de riesgo y frente a la tragedia que ocurrió en esta franja etaria por ejemplo en Europa y en Estados Unidos, los seniors son testigo de cómo la sociedad se reorganiza para poder protegerlos con horarios e iniciativas puntuales como delivery de jubilación “Mayores Cuidados” o servicios a domicilio específicos. Es así que el miedo atenta contra todo ese terreno ganado en la re conceptualización de esta etapa de la vida: de acuerdo al estudio de Trendsity 81% de los seniors declaró sentirse más consciente de su propia vulnerabilidad y 53% señaló que cree que nunca más volverá a sentirse “a salvo”. 

Sin embargo, se activa en ellos la adaptación. Claramente uno de los segmentos que la cuarentena más empujó a “acercarse” a la tecnología: en nuestro estudio, 9 de cada 10 señaló que ahora le resulta evidente la importancia de las telecomunicaciones e internet en la vida cotidiana. Y 8 de cada 10 indicó que no podría atravesar la cuarentena sin conexión a internet. Incluso muchos hasta se atrevieron al humor y grabaron videos y fueron protagonistas de redes como TikTok

Es evidente que la necesidad de no perder los vínculos y ganar autonomía forzó el aprendizaje, que ya capitalizaron: la mitad de ellos empezaron a utilizar o aumentaron la cantidad de videollamadas, 40% realizó mas transferencias/homebanking y 17% empezó a utilizar más aplicaciones.

Neoconectividad

Nuevas discusiones: el derecho a la desconexión

Con el teletrabajo como “norma” en pandemia toman mayor impulso discusiones -ya existentes- en torno a la necesidad de establecer límites a la comunicación laboral cuando ya no hay entorno físico ni horario de salida que delimite la jornada de trabajo y la tecnología nos mantiene “a un click y a disposición” 24/7

La primera discusión supone entender que teletrabajar en pandemia no es lo mismo que teletrabajar. La primera implica una situación de excepción donde el trabajo se tiene que combinar con la atención una casa y una familia y sin la estructura ni planificación adecuadas mientras en la segunda están involucradas la decisión voluntaria y todo el sistema acorde a la decisión.

¿Se puede mandar WA a cualquier hora, cualquier día? ¿hasta qué hora o desde que hora? ¿estar en casa implica estar disponible siempre? A todo esto se le suma síntomas de estos tiempos como la fatiga por Zoom y el hartazgo de pantallas. Esta nueva relación con la tecnología y el trabajo exige nuevas normas y legislaciones que aún no existen en nuestro país. El “derecho a desconectarse” fue reconocido en Francia en 2016, cuando se promulgó una ley que lo incluyó como un tema de negociación obligatoria en las empresas. En Argentina, ya hay presentado un proyecto de ley que busca proteger los horarios de ocio en el marco de diversos proyectos que tienen foco en las nuevas tendencias del mundo del trabajo y sus impactos en términos de derechos, relaciones laborales, tecnología, protección de datos y desconexión.

Conciencia de responsabilidad: Nuevos espacios comunes, con distancia social

La distancia social aparece como la nueva gran norma que atraviesa las ciudades y las zonas que comienzan a atravesar los desconfinamientos progresivos. Hay que tener en cuenta que oficinas, negocios, retail, restaurantes, entretenimiento, espacio público no sólo tienen que repensarse en función de las normativas de la salud pública sino enfrentar el comportamiento del consumidor post pandemia: según nuestro estudio, 6 de cada 10 personas admitieron que evitarían salir aún finalizada la cuarentena.

El regreso de los autocines en el mundo (como Alemania Dubai) es una de las interesantes maneras de volver a disfrutar de entretenimiento, en Argentina, también una función de circo se pudo disfrutar desde el auto en San Luis. Los restaurantes agudizan el ingenio para volver a recibir comensales, menús digitales, los invernaderos en Holanda, o utilizar maniquíes, o pandas  para ocupar espacios y asegurar distancia en las mesas. En un bar de Maryland (USA) se vieron con comensales dentro de gigantes flotadores que aseguran el espacio entre ellos. 

Capítulo aparte son las oficinas y todos los protocolos que están pensando para ofrecer de manera segura la vuelta al trabajo o las distintas maneras en que está pensando en reconfigurar el espacio público, con círculos en los parques de New York al perro robot que ayuda a mantener distancia en parques de Singapur. En el mismo sentido, las aerolíneas repiensan los vuelos sin despedidas ni comida abordo o los gimnasios extremarán medidas de distancia en clases y aparatos y prohibirán el uso de vestuarios.

Está claro que negocios y marcas que estén pensando en volver a apostar a los espacios comunes tendrán que entender que no solo necesitan innovar con altas dosis de ingenio y comprendiendo las tensiones de este nuevo consumidor sino que en muchos casos también deberán invertir en tecnología e infraestructura acorde para la nueva realidad.

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